1983-Munich






El XXVIII Festival de la Canción de Eurovisión se celebró el 23 de abril de 1983 en Múnich, Alemania Occidental, y tuvo como ganadora a la representante de Luxemburgo, la francesa Corinne Hermès con el tema «Si la vie est cadeau», de Alain Garcia y Jean-Pierre Millers.

Esta era la primera vez en veintiocho años de existencia del Festival en que la República Federal de Alemania, país cofundador del certamen, lo organizaba en calidad de país ganador de la anterior edición, si bien Fráncfort del Meno ya había acogido la edición de 1957.

La televisión estatal ARD escogió como sede del evento el recinto Rudi-Sedlmayer-Halle, en la actualidad conocido como Audi Dome. Se trataba de un pabellón deportivo con una capacidad máxima para 7200 espectadores, que había sido inaugurado con motivo de los Juegos Olímpicos de verano de 1972.

Veinte países acudieron a la cita un año que vio el regreso de Francia, Grecia e Italia. En cambio, Irlanda no estuvo presente por primera vez desde su debut en 1965, debido a una huelga de los trabajadores del ente público RTÉ y a la consiguiente falta de presupuesto.

El escenario que la organización construyó con motivo del acontecimiento consistía en una plataforma semicircular a la que se accedía por unas escaleras laterales a uno y otro lado. La orquesta fue ubicada en primer plano, dentro del foso formado por el escenario. La parte frontal del decorado la componían tres filas de paneles cuadriculados compuestos por hileras de luces en horizontal y en vertical, que se encendían y apagaban en función del tema en concurso.

Canciones y selección

Como innovación técnica, cabe destacar la introducción del uso de micrófonos inalámbricos.

La presentadora en esta ocasión fue la bailarina y cantante Marlène Charell, quien tuvo la difícil tarea de conducir el programa, además de en inglés y en francés, en alemán, algo que le ocasionaría más de un traspié. Solo en el tiempo de las votaciones cometió más de trece equivocaciones derivadas de las dificultades con el uso reglamentario de los tres idiomas. Fue precisamente el empleo de tres lenguas uno de los factores que motivaron que el programa, que en un principio tenía que durar dos horas y cuarenta y cinco minutos, acabara alargándose hasta sobrepasar por primera vez las tres horas de duración.

La retransmisión dio comienzo con unas imágenes del país anfitrión y de la ciudad de Múnich con acompañamiento musical de la orquesta, bajo la dirección del maestro Dieter Reith. Una vez en el interior del Rudi-Sedlmayer-Halle, la presentadora fue llamando uno a uno a los participantes al escenario, según el orden de actuación. Posteriormente, pronunció su discurso de bienvenida en los tres idiomas protocolarios, tras lo cual dio paso al primer participante.

La presentación de cada uno de los concursantes se llevó a cabo de un modo inusual. Ante la imposibilidad de poder realizar filmaciones como venía siendo tradición en Eurovisión, la televisión alemana se limitó a sobreimpresionar el nombre del país participante en las tres lenguas reglamentarias sobre una imagen del fondo del decorado. Los comentaristas de las distintas televisiones aprovechaban los cuarenta y cinco segundos que duraba esa secuencia estática para hacer sus respectivas presentaciones. Pasado ese tiempo, la realización ofrecía un plano de Marlène junto a un ramo de flores con los colores de la bandera del país correspondiente, cuya confección algunas fuentes (como el comentarista de la BBC) le atribuyeron a ella misma. La presentadora anunciaba entonces el país, el título de la canción, así como el nombre del artista, de los autores y del director de orquesta; todo, en los tres idiomas preceptivos. Se trataría pues de la presentación más rígida y ceremoniosa jamás habida en la historia del certamen y que, contrariamente a la idea presente en el imaginario colectivo, supondría una excepción y no la norma.

En cuanto al número musical preparado por la organización para amenizar el intermedio previo a las votaciones, tuvo como protagonista a un cuadro de bailarines, que bajo el nombre de Song Contest Ballett ejecutó una coreografía al compás de melodías alemanas mundialmente conocidas, entre las cuales se encontraba «Strangers in the Night», compuesta por Bert Kaempfert. El número concluyó con una breve aparición en escena de la presentadora como integrante del cuadro de bailarines, dando paso acto seguido al recuento de votos.

El núcleo del equipo técnico del programa estuvo formado por Rainer Bertram (dirección), Christian Hayer y Günther Lebram (producción ejecutiva), Hans Gailling y Marlies Frese (escenografía) y Dieter Reith (dirección musical). Por parte de la UER actuó como supervisor de la organización Frank Naef, quien hizo también las veces de escrutador durante el recuento de votos.